De las más de 720 millones de personas que viven en la pobreza, el 70% trabajan en la agricultura. Es una paradoja que quienes se dedican a cultivar alimentos no tengan garantizada una alimentación adecuada ni una vida digna. Una paradoja que pone de relieve que el modelo productivo y comercial no es justo y deja a demasiadas personas atrás.
No por casualidad, Naciones Unidas celebra el 16 de octubre el Día Mundial de la Alimentación y el 17 de octubre el Día Mundial de Lucha contra la Pobreza. A ellos se les une el Día Mundial de la Mujer Rural, el 15 de octubre.
Con motivo de estas tres conmemoraciones consecutivas y relacionadas entre sí, las organizaciones de Comercio Justo queremos poner de relieve uno de los principios esenciales de este movimiento: el pago de precios justos a las organizaciones productoras.
Según este principio que todas las organizaciones de Comercio Justo deben cumplir, un precio justo es aquel que ha sido establecido de mutuo acuerdo, que proporciona una retribución socialmente aceptable y que los productores y productoras entienden como justa. Debe ser un precio que pueda ser sostenido por el mercado. El pago de este precio justo incluye que éste cubra los costes de producción, teniendo en cuenta que en los mismos se garanticen salarios dignos, igualitarios para trabajadores y trabajadoras, condiciones laborales adecuadas, no explotación laboral infantil y protección del medio ambiente.
El precio establecido en el Comercio Justo es superior al fijado en el mercado y se trata de un ingreso estable, independiente de los vaivenes del comercio internacional. Esto permite a las organizaciones establecer una planificación a medio-largo plazo.
De esta manera, a través de este principio referido al pago de precios justos, el Comercio Justo contribuye al logro del ODS 1, “poner fin a la pobreza en todas sus formas” y particularmente a las metas 1.4 que garantiza que todas las personas y en particular las más vulnerables accedan a recursos económicos, y a la 1.5 que busca evitar la vulnerabilidad frente a las crisis económicas.
Por otro lado, este principio también contribuye al ODS 8 en concreto a la meta referida al trabajo decente y a la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor.
Con el fin de facilitar las capacidades de negociación y gestión, las organizaciones de Comercio Justo realizan formación sobre liderazgo y empoderamiento. Ello favorece el logro del ODS 4, en especial las metas relativas a la formación profesional y técnica de jóvenes y personas adultas.
“Cuando las mujeres entraron a formar parte de las cooperativas, se dieron cuenta de que estaban ganando muy poco. Era necesario valorar el producto y obtener un ingreso adecuado.
El Comercio Justo es la razón de ser de nuestras cooperativas. Nuestro objetivo es mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres y también aumentar sus ingresos”.
“En los últimos años, el comercio del café ha sido muy volátil. Ahora los precios se han incrementado y la diferencia con los del Comercio Justo no se aprecia mucho. Pero lo importante es que el Comercio Justo nos garantiza un precio mínimo de forma que si el café baja, ellos nos mantienen ese precio, y en caso de que suba, se nivela. Hace unos años, el café valía 7 dólares el quintal. Pero nosotros, en Comercio Justo recibíamos 20 dólares por quintal. En ese momento la diferencia era muy grande. Y eso sí, después de los ingresos por ventas en Comercio Justo, llegan las primas y también los proyectos sociales”.
202eko urriaren 17
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